domingo, 29 de septiembre de 2013

Idiotopos

Idiotopo Alfa

Idiotopo A, lugar donde nace el texto. El texto surge con una intención, en este caso la de comunicar un mensaje específico. Al estar en comunicación con su medio, el idiotopo A es entonces un sistema abierto, que se encuentra en interacción constante. En realidad, más que estar en interacción con él, el idiotopo A está conformado por el entorno en que está inserto. Es el entorno el que da vida a este sistema, en el cual se incluyen las experiencias y los aspectos psicológicos del autor. De la misma manera en que el entorno está repleto de mensajes que pueden descifrarse utilizando un sistema específico, el idiotopo A está también sujeto a la interpretación. Esto guarda íntima relación con el concepto de "inconsciente colectivo". Es posible que un sujeto que jamás estuvo en contacto con determinada experiencia o contexto social pueda reflejar mensajes pertenecientes a estas esferas en su obra.

Idiotopo Omega

El idiotopo omega comparte con el idiotopo A las características de ser un sistema abierto y de estar en relación constante con sus distintos contextos. El idiotopo omega es esencialmente el observador del texto, por lo que no puede darse al mismo tiempo con el idiotopo A en una misma persona. En otras palabras; la historia existe y es creada a partir de la interacción de varios contextos que influyeron la visión del sujeto creador, sin embargo está también el receptor del mensaje, quien se encargará de descifrarlo e interpretarlo a partir de su propia subjetividad, dándole una interpretación diferente al mensaje en cada lectura, de ahí que se afirme que un libro no puede ser el mismo al leerse por personas distintas. La lectura del texto no implica únicamente el acto de dotarlo de sentido; implica también el interpretarlo y dotarlo de una significación única desde la subjetividad del lector.

Es la mirada externa la que es crucial para el texto, principalmente para el creador. Si el texto constituye un acto comunicativo por sí mismo, será necesario cerciorarse de cuál ha sido el mensaje interpretado a partir de la lectura, por alguien que no sea quien lo escribió, ya que el mensaje es claro para el sujeto creador al haber sido sus propios sentimientos, ideas, experiencias e intenciones comunicativas las que motivaron la obra. 

Ezquerro, M. (2008) Leerescribir. México/París: Rilma 2/ Aldehl

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